martes, 5 de mayo de 2009

La mano de Dios

Cuando una cámara capturó a él abrazando, besando apasionadamente hasta meter su mano dentro de la parte baja del bikini de ella en una paradisica playa de Miami, él, el Padre Alberto Cutié, no imaginó el escándalo que provocaría ese accionar bajo las soleadas tardes de la Florida.
CUTIÉ se llama. Con acento levemente afrancesado y una carente R que complicaría aún más su situación.
La mano de Dios está en todos lados y llega a todas partes, ahora lo sabemos.
Cool era hasta hoy la vida del Puma Rodriguez, lo que quedará de las aventuras de Don Johnson o las compras de Susana en los más exclusivos shoppings.
Atraparon al Padre Cutié con sus manos morenas en la hostia, en el altar de los pecadores, con la cruz en lo alto y ni la magia divina de Hollywood podrá salvar a este pobre servidor.
"Padre, sé que he quebrantado tus leyes y que mis pecados me han separado de ti. Estoy sinceramente arrepentido y ahora quiero apartarme de mi pasado pecaminoso y dirigirme hacia ti" fue lo único que se le escuchó decir al fiel devoto.

El traslado de sede para el padre en aprietos sería inminente. Tras este acto de buena fe (leáse buena leche) el padre Cutié merece habitar exclusivas catedrales como St. Michael's Cathedral, St Paul's Cathedralen de Massachusetts o a la Cathedral Basilica of the Immaculate Conception en el estado de Colorado.
Mientras tanto, en medio de las olas y el viento y el pasado sucundum sucundum, la bikini de la joven desconocida es venerada por cientos de fieles que se acercan al lugar para soplar la vela que Cutié ha dejado lleno de gracia aún encendida.