jueves, 31 de julio de 2008

Vacaciones de Infierno

Frío. Bufandas. Olor a pochoclo. Un Barney debilucho en la puerta del Abasto. Un winnie Pooh que habla con una promotora. Globos de todos los colores y precios. Afiches de obras de teatro (Gianolla haciendo el Mago de Oz, el Lopilato haciendo de Tarzán, Liz Solari es la Barbie alive?) más cajitas pseudo felices, más pubertad suelta en los cybers, más de más consumo, más descuentos en las revistas, más entradas al Parque de la Costa (?así que si estás embarazada, entrás con descuento?) más películas infantiles, más para unos pocos, menos guardapolvos blancos por las calles, más niñitos en las escaleras mecánicas de los subtes, de los shoppings, de los supermercados, más caramelos pegoteados en los asientos de los bares, más fotos en el obelisco, menos colectivos para sacar menos a los niños aunque hay que sacarlos más.
Vacaciones de infierno para quienes queremos ir al cine y no esquivar chicos con madres cargadas de camperas y abrigos (esas madres ocupan el doble de lugar en todos lados) vacaciones de infierno para los que queremos no querer odiar el invierno ni a los niños (los adoro, pero, ¿por qué mi alma se congela ante esta invasión urbana?)

De niña. también odiaba las vacaciones de invierno, las odiaba porque sabía que de algún modo, esos días eran ficticios y construidos. No había que ir al cole, pero "había que" (salir, descansar, divertirse, dormir hasta tarde, etc) y eso le concedía al no tener que, otro tener que.

También iba a la Rural en ese entonces. comer un paty y ver un aber dinangus, era una fiesta de todos. Ahora la fiesta se la hacen algunos.


jueves, 24 de julio de 2008

Cálculos (matemática a marzo)

Hace uno o dos días cuando ya estaba buscando qué pijama llevaré a la Clínica DUPUYTREN para mi próxima intervención, la tele mostraba el conmovedor testimonio de la mujer con karma de hernia y ya sin vesícula, porque por error se la quitaron en uno de los quirófanos de esa clínica de Once.
La víctima sin haber sido dada de alta encaraba las cámaras y demandaba públicamente al cirujano, a su equipo y a Galeno (la misma obra social de quien escribe y también padece)
No pude dejar de preguntarme, ¿si a esa mujer le quitaron inexplicablemnete la vesícula y mantuvieron su dolencia, qué resta para quienes como yo tenemos que deshacernos de ese órgano? ¿Acaso me sacarán el cerebro y justificarán en ese caso que no fue por error?
¿Qué más le pueden sacar a mi cuerpo? (evitemos las obviedades... )

¿Nuestras vísceras son arrojadas a los gatitos del Botánico? ¿La clínica Dupuytren recibe comisiones por parte de los restaurantes chinos por los cargamentos de carnaza?

Si he de morir,
No quiero como la oveja,
Que cuando no da más lana
El amo la degüella.




domingo, 20 de julio de 2008

El re- conocimiento de un hombre decadente

El estereotipo del tipo decadente.
(pueden participar todos, incluso quienes se sientan identificados con más de uno de estos tips)

- Usa la palabra "proyecto" más de diez veces en su discurso. Sustituyan "proyecto" por nada en definitiva, no tiene dónde caerse muerto.
- Usa la palabra "nada" cuando no sabe cómo terminar una frase.
- Te invita a tomar algo a Palermo Hollywood pero pagan a medias.
- Las medias pueden tener agujeritos (aunque sean de marca)
- Acepta rápidamente que vos invites.
- Manda mensajes de texto para no gastar el abono mensual.
- Escucha Arjona a escondidas.
- Va al Happy Hours con sus compañeros de oficina y aprovecha las sobras de los destruidos para ponerse más happy.
- No reconoce usar cremas para la piel, ni lociones para la caída del pelo.
- Toma sol en la terraza y asegura que se fue a la playa un fin de semana.
- Mira los partidos de fútbol en Plaza del Carmen con la consumición mínima.
- Usa los tickets de descuento de la revista de Cablevisión cuando van al cine.
- Si dice algo así como: "Le pedí que me enseñe a usar el mouse. Pero sólo quiere hablarme del Bauhaus. Le pregunté si era chorra o rockera, me dijo Gertrude Stein era re-tortillera" no entiende aún que además de ser decadente, es un arado.




martes, 15 de julio de 2008

COUNTRY TOUR

COUNTRY TOUR ofrece a los visitantes del mundo con poco tiempo la posibilidad de descubrir una selección de los monumentos y espacios más importantes de Bs. As en tan sólo treinta minutos, con salidas cada hora.Según sus necesidades podrá viajar con la línea SI TOUR de Country Tour (incluye acceso a la cámara de senadores y a sus discursos completos sobre la sanción de las retenciones móviles)
O a través de la línea NO TOUR que ofrece nuestra empresa (incluye visita guiada a la "Carpa verde" o "Green Carp" en la Plaza de los Dos Congresos con fotografías a los muñe-gorilas)
Ambas líneas ofrecen servicio de snacks a bordo de nuestros buses (mini milanesa de ternera ó una exquisita milanesita de soja)

Bs. As. Country Tour. Sightseeing Tours every day. (todos los días algo nuevo e inesperado para ver) Dayticket US$ 40. Student and jubilados US$ 36.

sábado, 5 de julio de 2008

Vienisima idea

Frankfurter, era el plato favorito del emperador Francisco I de Austria que al parecer disfrutaba con cada desayuno. Lo hacía simplemente ayudado con sus imperiales dedos. Incluso, Franz Schubert aprisionada entre dos rebanadas de pan y condimentada infaltablemente con mostaza las frankfurter. Este clásico vienés ha celebrado su 200º cumpleaños con una popularidad ininterrumpida. Cuenta la leyenda que en 1805 el carnicero Johann Georg Lahner, colgó las primeras frankfurter en la vidriera de la pequeña tienda que tenía en el distrito séptimo de Viena.
Pegado al Museo Albertina, en un local vidriado y muy minimal, cerca a lo que fue el palacio residencial más grande de los Habsburgo y donde hoy se puede apreciar obras de Schiele, Cézanne, Klimt, Kokoschka, allí en medio de ese ambiente imperial, refinado y elegante, un puesto callejero ofrece por 7 euros, las emblemáticas SALCHICHAS al plato o en medio de un pan francés teñido por la grasa que desprende las achuras. Allí en medio de la calle, frente al sol que recalienta más las Frankfurter y dónde ni la Fanta de Frutas Cítricas apaga el ardor del embutido, mi compañera de viaje se clavó ahí nomás una, rindiendo honor a Francisco I y a los puestos de Pancho 95 de nuestra querida Bs. As.
Para quienes no nos conformamos con los puestos de Paty porteños y decimos no a los morcipan de Once. Para los que queremos vivir como emperadores pensé entonces, en abrir un bolichón de empanadas, locro y pasta frola al paso muy cerca de la Opera de Viena. "Pancho Sierra" ó "Argenti- nada real" (si continúan los conflictos con el campo) serían los posibles nombres.


jueves, 3 de julio de 2008

Mis miedos más decadentes (en desorden)

A la muerte súbita.
A las montañas rusas.
A la locura.
A las amputaciones.
A la pobreza.
A las aves de presa.
A la velocidad.
A los aeropuertos.
A los desconocidos.
A los conocidos que se vuelven desconocidos.
A los ascensores que hacen ruido.
A las operaciones bancarias.
A la policía.
A las extracciones de los dentistas.
A las armas.
A la soledad.
A los sueños que se vuelven pesadillas.
A las pesadillas que se vuelven realidad.
A los cortes de luz.
A los petardos.
A los cheques sin fondo.
A la mediocridad.
A la electricidad.
A la pérdida de la vista (¿entra en amputaciones?)
A las tormentas eléctricas en el campo.
A la violencia.
A ser obesa.
A los velatorios (¿entra en la muerte?)
A la falta de todo (¿entra en todos los miedos?)
A tener que irme a vivir a una provinci
a.